Ingredientes
- 1 lámina de masa de hojaldre
- 1 huevo
- Chocolate, nuez, pepitas o azúcar glas opcional para decorar
Instrucciones
- Precalienta el horno a 180 oC.
- Extiende tu masa de hojaldre sobre papel encerado. Si tu masa es redonda, es lo ideal porque así solo tendrás que cortarla, pero si es rectangular, extiéndela con el rodillo para hacerla más delgada, y después coloca encima un plato/bandeja/ tapa redonda y recorta el círculo. Una vez que tienes el hojaldre redondo, córtalo en 4 partes, y a continuación cada parte en 2 o 3 divisiones, de forma que obtendrás 8 o 12 mini croissants, ya depende de qué tan grandes los quieras.
- Ahora realiza un pequeño corte en el centro de cada triángulo, en la parte del borde exterior. Enrolla cada triángulo desde el borde exterior hasta el pico, y después gira los extremos para sellar el croissant y darle forma de media luna. Ve colocándolos en una bandeja de horno con papel encerado, con cierto espacio entre ellos para que no se peguen. Bate un huevo y con una brocha de cocina, pinta los croissants. Introduce la bandeja en el horno y deja que se horneen unos 15 minutos, hasta que veas que el hojaldre está dorado por encima.
- Deja enfriar y decora a tu gusto.
- 12 porciones
Hoy se antoja un típico sabor francés. Así es: nos referimos al tradicional croissant. Pero no tienes que ir hasta Francia para probarlo, aquí te enseñamos una receta para que prepares unos muy deliciosos y con sabor casero.
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Historia del croissant
El origen de este pan (que en español se nombra cruasán), tiene su origen en Viena (sí, y no en Francia), aunque su nombre es francés y significa “creciente”.
El cruasán está relacionado con la invasión del Imperio Otomano por Europa, y que tenía en la mira la ciudad de Viena en el año de 1683.
La ciudad se encontraba rodeada por una muralla, sin embargo, los invasores comenzaron a cavar túneles para sorprender a sus habitantes durante la madrugada.
Sin embargo, los panaderos vieneses se encontraban despiertos haciendo pan para el día siguiente, y escucharon el ruido que hacían los invasores, por lo que pudieron alertar a la población y defender la ciudad a tiempo.
Gracias a eso, los otomanos no pudieron invadir la ciudad, y para celebrarlo, los panaderos crearon un pan en forma de luna creciente, símbolo de la bandera otomana.
Así que ya sabes, cuando disfrutes de un delicioso cruasán, cuernito, medialuna o cachitos, tienes una muy buena historia que compartir.
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