Durante años, las hojas del eucalipto han sido usadas en medicina tradicional para combatir resfriados, faringitis, bronquitis o asma. Su acción más destacada proviene del compuesto eucaliptol, una molécula expectorante, antiinflamatoria y antimicrobiana que ayuda a aflojar la mucosidad y facilitar la respiración.
Infusión de eucalipto con miel
Una taza de té de eucalipto es una forma increíble de aprovechar sus beneficios. Hierve agua y añade hojas frescas o secas; deja infusionar durante 10 min y cuélalo. Puedes agregar miel para suavizar el sabor y aprovechar su efecto calmante extra. Esta infusión ayuda a relajar la garganta irritada y facilitar la expulsión de flemas. Además, ofrece un aroma relajante con propiedades antioxidantes.
Vapor de eucalipto
Si te sientes congestionada o hay una tos que no se va, las inhalaciones con eucalipto son una opción efectiva. Para prepararlo, hierve agua y agrega unas hojas o unas gotas de aceite. Después coloca una toalla sobre tu cabeza e inhala el vapor por 5 a 10 minutos, manteniendo la boca cerrada para limpiar las vías nasales y aliviar la tos.
Este método funciona porque el vapor ayuda a diluir las mucosidades, destapar las vías respiratorias y reducir la inflamación, lo que puede disminuir la frecuencia y severidad de la tos.
Y… ¿sí funcionan los productos de eucalipto?
Existen jarabes, ungüentos o pastillas que contienen eucaliptol. Una revisión de ensayos clínicos con casi 1 900 personas confirmó que estos productos mejoran los síntomas de la tos con un riesgo acumulado 1.45 veces mayor de resolución frente al placebo, y reducen la frecuencia de tos significativamente (media de 0.44 según escala de referencia).
Aunque su efecto clínico no es espectacular, se considera seguro y útil como alternativa natural en cuadros de resfriado o bronquitis leve, siempre que se use con precaución.
Como en todo, los excesos no son recomendables, por eso:
- No ingestiones aceite de eucalipto sin supervisión médica, ya que puede ser tóxico incluso en pequeñas dosis.
- Si lo usas en la piel (como en ungüentos o comprimidos), recuerda siempre diluirlo en un aceite (aloe, coco, almendra) para evitar irritaciones.
- No se recomienda para niños menores de 6 años, embarazadas, personas con asma grave o alergias, sin consultar antes al médico.