Como con muchos otros diagnósticos, la alimentación se vuelve una de las herramientas más importantes para detener el avance y favorecer la recuperación cuando tienes hígado graso. Aunque no existe una “dieta única”, sí hay guías confiables que ayudan a comer mejor. Una de las más recomendadas es la dieta mediterránea, un estilo de alimentación basado en frutas, verduras, granos enteros, legumbres, aceite de oliva, pescados y frutos secos, conocido por su efecto antiinflamatorio y por apoyar la salud metabólica.
Conoce más de la dieta mediterránea aquí.
Sin embargo, tan importante como saber qué comer es saber qué evitar. Estos son los alimentos que más suelen perjudicar al hígado cuando ya está comprometido:
1. Azúcares añadidos y bebidas endulzadas
Refrescos, jugos industriales, bebidas energéticas y tés embotellados aportan grandes cantidades de fructosa y calorías vacías. Este tipo de azúcar se metaboliza directamente en el hígado, favoreciendo la acumulación de grasa.
2. Harinas refinadas y panadería dulce
Galletas, pan dulce, pastelitos y panes blancos elevan rápidamente la glucosa en sangre y pueden contribuir a la resistencia a la insulina, uno de los factores que agrava el hígado graso.
3. Fritos y comida rápida
Hamburguesas comerciales, papas fritas, pollo frito y otros alimentos ultraprocesados suelen contener grasas saturadas y trans que incrementan la inflamación y la acumulación de grasa en el hígado.
4. Carnes procesadas
Jamón, salchichas, chorizo, tocino y embutidos no solo contienen grasas poco saludables, sino también sodio y conservadores que incrementan el estrés metabólico.
5. Alcohol
Incluso en el hígado graso no alcohólico, el consumo de alcohol puede empeorar la inflamación y acelerar el daño hepático. Lo ideal es evitarlo por completo o seguir estrictamente las indicaciones de un profesional de salud.
6. Margarinas y grasas hidrogenadas
Presentes en productos empaquetados, botanas y panadería industrial. Estas grasas trans alteran el metabolismo de lípidos y favorecen la acumulación de grasa hepática.
7. Snacks ultraprocesados
Botanas, cereales inflados, barras “energéticas” azucaradas y productos listos para calentar suelen tener largas listas de ingredientes, aditivos y aceites de mala calidad.
Adoptar un estilo de alimentación cercano a la dieta mediterránea puede ser una excelente guía: prioriza verduras, frutas frescas, granos enteros, legumbres, pescados, aceite de oliva y frutos secos, mientras reduces comida procesada y grasas poco saludables. Con pequeños cambios constantes es posible mejorar el hígado y el bienestar general.