Incluir papaya en tu desayuno puede ser uno de los mejores regalos para tu cuerpo. Esta fruta tropical trae muchos beneficios para tu salud y, aunque hay personas que la aman y personas que la odian, el impacto positivo en tu salud la hará un indispensable para empezar tu día.
Para empezar, la papaya es una fuente potente de antioxidantes y vitaminas. Está llena de vitamina C, A y betacarotenos —esos pigmentos que protegen tus células, le dan vigor a tu piel y ayudan a mantener tus ojos brillantes. Además, cuenta con licopeno, un antioxidante que fortalece el sistema cardiovascular y ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro.
Otro de los beneficios más importantes ocurre en tu digestión: la papaya contiene una enzima natural llamada papaína, que ayuda a deshacer las proteínas para que tu estómago lo procese sin esfuerzo. Además, su alto contenido de fibra apoya el tránsito intestinal, previene estreñimiento y deja tu digestión más ligera para todo el día Por eso, comer papaya en ayunas es como arrancar el motor digestivo con impulso: su efecto es (casi) mágico.
Además de todo, es baja en calorías, hidratante y con buena cantidad de agua, resulta ideal para calmar el hambre matutino sin sentir que comiste demasiado. Esto facilita controlar el peso de forma natural.
Y eso no es todo: la papaya también es buena para tu corazón y la regulación del azúcar. Su fibra, potasio y vitaminas contribuyen a mantener niveles saludables de colesterol y presión arterial. Por si fuera poco, también es amiga del sistema inmunológico ya que una porción al día te da una buena porción de vitamina C para cuidarte.
¿Quieres una piel luminosa? La papaya también puede ayudarte con eso. Gracias a sus antioxidantes, esta fruta ayuda a mantener la piel radiante y a reducir signos de envejecimiento. Asimismo, cuida tu visión con los carotenoides que respaldan la salud visual a largo plazo .