El cempasúchil, también conocida como flor de los muertos, es uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos en México. Con sus pétalos anaranjados e intenso aroma, esta flor ilumina los altares y caminos que, según la tradición, guían a las almas de los difuntos de regreso al mundo de los vivos. Pero más allá de su papel espiritual, el cempasúchil también tiene un lugar cada vez más importante en la gastronomía mexicana contemporánea.
La flor que también se come
El nombre cempasúchil proviene del náhuatl cempōhuāxōchitl, que significa “flor de veinte pétalos”. Su sabor es ligeramente amargo y cítrico, con notas terrosas que recuerdan a la manzanilla o al azafrán. Estas características lo convierten en un ingrediente versátil que puede aportar color, aroma y un toque floral muy especial a distintos platillos.
Propiedades y beneficios
Además de su belleza y simbolismo, el cempasúchil posee propiedades nutricionales notables. Es rico en antioxidantes y carotenoides (como la luteína y la zeaxantina), que ayudan a proteger la vista y fortalecen el sistema inmunológico. También contiene vitamina A y flavonoides, conocidos por sus efectos antiinflamatorios y digestivos.
Cómo usar el cempasúchil en la cocina
Los pétalos del cempasúchil, siempre que provengan de flores cultivadas para consumo y libres de pesticidas, pueden usarse tanto frescos como secos. En la cocina mexicana moderna, chefs y cocineros experimentales los incorporan en platillos dulces y salados, aprovechando su aroma y color brillante.
Algunas ideas incluyen:
- Arroces y sopas: añadiendo pétalos para dar color y un toque floral.
- Salsas o aderezos: mezclados con chile, cítricos o miel.
- Infusiones y tés: con efectos relajantes y digestivos.
- Postres: como helados, panqués o gelatinas con pétalos cristalizados.
- Bebidas: desde cócteles artesanales hasta atoles aromáticos o aguas frescas.
El cempasúchil, que durante siglos ha representado el puente entre la vida y la muerte, hoy también se redescubre como un puente entre la tradición y la creatividad culinaria. Incorporarlo en la cocina no solo celebra una de las flores más emblemáticas de México, sino que también invita a saborear su esencia: cálida, vibrante y profundamente viva.
Esta flor le da el toque mexicano y de otoño a tus platillos