Cuando escuchamos que la Reina Isabel II vivió hasta los 96 años con vitalidad, pensamos que se debía a sus genes; sin embargo, su comida podría haber jugado un papel muy importante. Darren McGrady, el chef real durante más de una década, ha revelado algunos de sus más preciados secretos. Éstas son sus cinco claves de alimentación para una vida larga y plena.
1. Comer para vivir, no vivir para comer
McGrady cuenta que, mientras que el príncipe Felipe adoraba la cocina, para la Reina Isabel II la comida era funcional. No buscaba platillos complicados, sino que disfrutaba de desayunos ligeros, cuatro comidas pequeñas al día y cenas sencillas.
2. Menos es más
La comida real no consistía en menú gourmet ni extravagancias: estaba compuesta de productos sencillos, de temporada y bien cocinados. La finca real proveía a la Reina de carne de venado, faisán y pescado, así como de verduras y frutas frescas.
3. Comida completa, no compleja
La Reina Isabel II era una gran amante del pescado. Uno de sus platillos favoritos era un filete de lenguado a la parrilla sobre una cama de espinacas. Éste es un gran ejemplo de su filosofía alimenticia, sobria pero funcional. Ella prefería la comida completa antes que compleja.
4. La hora del té
Uno de los rituales que nunca perdonaba era la famosa hora del té. Ejecutaba esta tradición británica tomando un Earl Grey acompañado de un chocolate negro o un bizcocho de jengibre. De acuerdo con McGrady compartió, la Reina disfrutaba del cacao amargo en combinación con las infusiones.
5. Cenas sin carbohidratos
Un hábito sencillo pero poderoso: la Reina dejaba fuera los almidones en la noche para favorecer la digestión y evitar la acumulación de grasa. En su lugar, prefería pescado con verduras como espinacas o calabacín, un guiso rico en fibra y proteínas.